Un profe de sociología dijo que la familia debía seguir la democracia, pues así funcionaría bien, como un país, supuestamente. El hecho es que la democracia no se da, mucho menos en mi familia.
¡No me quejo! Ha llegado la hora de burlarme de mi familia, de aquella manera en la que más me gusta.
Mi familia es un claro ejemplo de un gobierno dictatorial autoritarista, el poder se concentra en mi madre y todo lo que diga ella se debe hacer tal como lo dice. O sea, ni un error, ni una cucharadita más ni una pizca menos. Mi madre es enérgica y mandona, a veces hasta grita. Por eso, (como yo soy la que saco canas verdes a todos en mi casa) por molestar a mi madre, alzo la mano derecha y digo: "Heil Hitler!". Mi madre no me hace caso en tales ocasiones, o sea, ni se enoja conmigo.
Mi padre es apacible, quizás hasta un poco indiferente, pero, debido a que es el padre, siente que debe ejercer su poder sobre alguien. Ese alguien soy yo. Nadie en mi casa le hace caso a mi padre: ninguno de mis hermanos, ni mi madre y, antes de la muerte de mi perro, ni siquiera el perro le hacía caso. Pero yo sí. Y no es porque él me haya infundido el miedo (como mi madre), sino porque..."me daba pena". Sin embargo, por obedecerle tanto ahora tengo que pagar las consecuencias: ¡Todo el mundo me manda!
Recuerdo que una tarde conversaba con mis padres sobre la historia del Perú de hace unos 40 años más o menos. Hablamos sobre Belaunde y Velasco, y, para finalizar, dije mi conclusión: "Tú, gordo, eres como Belaunde, tranquilo, y la renegona es como Velasco, autoritaria". No pude explicar mejor la historia del Perú con ejemplos familiares.
Mi madre a veces se confunde en algunas frases, ya sea porque está enojada o porque lo dice sin pensarlo. Una vez dijo: "En boca de mentiroso, no entran moscas". Luego se corrigió cuando todos nos reíamos. Pero lo más gracioso que ha dicho en su vida (y que nadie de mi familia puede olvidar) fue cuando, enojada por el desorden de la casa, me gritó: "¡Trae la escalera para barrer la escoba!". Mi madre tiene una peculiaridad: siempre habla con refranes o frases: "En boca de mentiroso, lo cierto se hace dudoso", "Por A o B", "Ni chicha ni limonada", "Camarón que se duerme se lo lleva la corriente", etc.
Mi padre, por su parte, también tiene sus frases: "En tiempo de guerra...", "Anótalo en la cuenta del olvido", "No hay plata", "¿Qué novedades", "No he sacado plata del cajero", "L, sal de la computadora" ¬¬'.
Debo aceptar que yo soy quien descontrola a mis padres, me gusta discutirles (es placentero), me gusta decirle a mi madre: "¡Pareces militar!" o "Heil Hitler!". Hacer que mi padre cambie su estado de tranquilidad y se desespere, soy la oveja negra.
1 comentarios:
Jajaja! Dentro de todo le ha tocado una familia bastante normal. En la mía tenemos todos carácter de mierda. Somos exagerados, gritamos, nos enojamos, al mejor estilo italiano. Yo también vivo bajo el gobierno autoritario de la reina madre, aunque me gusta pensar que soy la heredera del trono (?.
Muy interesante su blog, tengo la gustosa obligación de destacar y felicitarla por su buen paladar cinematográfico. ^^
Hartos Besos!
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