viernes, 3 de abril de 2009

En alcohol

Estaba leyendo las cosas que alguna vez escribí y encontré esto. En realidad, es más largo, pero solo quiero poner esto.

Entre las dos, llevaron a K. a la habitación de J. y la acostaron en la cama. P. las dejó solas y se fue a ver a su novio. J. observó mejor a K., ya que afuera habían estado a oscuras y no había podido verla bien; K. tenía la piel blanca, ojos y cabellos castaños, y parte de su cara estaba roja, lo que quería decir que K. estaba bastante alcoholizada.

–Qué me miras, pervertida –dijo K. con voz somnolienta.

–No…no te estaba viendo.

–Si quieres tirarme, hazlo nomás. No, mejor no… No soy pedófila…

K. hablaba con una voz arrastrada. Además tenía los ojos entreabiertos.

–Si me vieran así…me sacarían la mierda –continuó K.–. Me llega a lo que no tengo… libertad… no, libertad sí tengo… lo que no tengo es un maldito pene para decir que me llega al pincho. Puta, igual no tengo ni libertad ni pene. O sea, por las puras digo tanta mierda… Puta, pero la mierda no se dice… qué wevona soy…la mierda se caga… Tampoco soy wevona porque no tengo huevos… carajo, todas las putas expresiones fueron hechas para hombres… y las mujeres sólo pueden ser putas…

J. no sabía cómo hacerla callar; pero no fue necesario, después de poco tiempo, K. se quedó dormida. J. se cambió la ropa y se acostó al lado de K.

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