sábado, 17 de octubre de 2009

Inmortal

Este es un cuento que acabo de escribir. Es una mierda, no tiene sentido ni argumento, pero, bueno, para mí, es inevitable escribir. Está inspirado en algo que me pasó el martes cuando estaba caminando hacia la entrada para el concierto.

*************

El alcohol te da el valor para ser lo que no eres, o quizás ser tú misma de forma ampliada, extendida, como las ampliaciones que se hacen de dibujitos minúsculos y que terminan siendo una imagen imponente. El alcohol te acerca a la locura, a tu yo más primitivo, pero más tonto, más incapaz.

Pero, en el fondo, eres tú, ampliada. Ampliada y disminuida. Eres tú a los extremos. Para la gente normal, eres tú jodiéndote la vida.

Qué mierda te pasa, conchatumare.

Solo porque estabas borracha, el mundo te parecía una mierda, pero tú no. Tú te veías atractiva con tu pelo pintado de negro, tu muy maquillado rostro al estilo dark, y tu ropa negra. Eras atractiva, eras joven, eras inmortal, eras la mejor.

Ya le habías gritado lo mismo a otra chica que chocó contigo sin querer, pero ella no te hizo nada más que decirte: “Fíjate por donde caminas”. Esta vez, la chica se detuvo, te miró y se te acercó desafiantemente.

A quién le dices conchatumare, cojuda.

Tus amigos te incitaron a que hicieses algo, a que te vengases, a que le sacases la mierda a esa mujerzuela insignificante. Por algo tú eras invencible.

A ti, puta de mierda, a quién más.

La chica esa no estaba sola, por ahí aparecieron tres chicos más y luego vinieron dos mujeres. Todos tenían un aspecto de estar en drogas o de ser unos psicóticos. O ambos. No estaban pintaditos de negro como tus amigos y tú, no vestían de negro, no eran pura pose. Eran realmente trastornados, eran como los drugos, pero sin aquel uniforme blanco.

Sentiste miedo, pero recordaste que tú eras mucho mejor que ellos. Tú estabas ebria, tú habías tomado harta cerveza, tú siempre bebías y siempre te sentías inmortal. Sólo pensabas que lo único que supera al alcohol es la coca, pero no sabías que esos 6 extraños estaban en coca.

La chica ofendida se acercó más a ti, tanto que sus rostros solo estaban separados por escasos centímetros. Todos estaban a la expectativa de lo que pasaría, se veía como una posible pelea de chicas, con arañazos, con jaladas de pelos, y golpes imprecisos.

Discúlpate o te irá mal.

¡Ja! Tú, ¿disculparte? Nunca en la vida. ¿Por qué disculparte ante una huevona que habla más de lo que hace? ¿Quién mierda lo haría? Tú no, por supuesto.

Vete a la mierda.
¿Fanática de los Depeche, no?
Qué chucha te importa.

La chica sonrió y, sin que te dieras cuenta, ya había alzado la mano para darte un golpe. Cuando su puño impactó tu rostro, sentiste miedo de verdad, y te diste cuenta de que no eras tan inmortal como creías. Te diste cuenta de que en realidad estabas borracha. Tan borracha que no pudiste responder el golpe, y por eso tus amigos pintaditos de negro te defendieron y trataron de alejar a la chica esa. Sus amigos se acercaron, no buscaron pelea, pero sí querían que te jodieras. Así que apartaron a tus amiguitos maquillados, y te dejaron frente a frente con la chica esa.

Trataste de enfocar bien tu mirada, pero no lo lograbas. No veías bien. La chica se acercó de nuevo, te tiró al suelo y empezó a golpearte.

Nadie hacía nada. Tus amigos no podían librarse de aquellos fornidos chicos, la gente que pasaba por tu lado solo te miraba y seguían su camino. Nadie de las colas se atrevía a salirse de ellas para no perder su lugar, nadie quería demorarse, nadie quería meterse, quizás salgan lastimados.

Y perdiste la consciencia.

Y te perdiste del concierto de Depeche Mode. El sueño de toda la vida, perdido.

Qué culpa tiene el alcohol de haberte hecho sentir inmortal. Eres inmortal hasta el día que mueras, pero no eres de metal.

1 comentarios:

Doubtboy 14 de enero de 2019, 22:27  

Tienes razón ,en una mierda nn